La verdad, son tantas emociones entre alegrías y tristezas vividas en mi cole, que no se por donde empezar...
Desde mi “Diré”, pasando por mis profes hasta mis compañeros y padres, son miles las situaciones que convivimos juntos…
Mi cole llamado Aben-Basso, el cual quiero muchísimo, comenzó en la cabeza de cinco padres, que coincidían en la residencia Virgen del Rocío, donde nos llevaban todas las tardes a realizar nuestra rehabilitación. Era el único lugar que coincidíamos, y comentaban nuestros padres innumerables veces la necesidad de un colegio y una educación.
A partir de esa iniciativa comenzó a funcionar la asociación Aspace. Comenzando los alumnos, en una habitación del Inserso. Al año, con dos profesores y la directora Mercedes se mudaron a dos habitaciones en un edificio aislado en los Jardines Murillo, en el cual comencé yo.
Era muy pequeño, pero muy bonito y alegre, a parte de ser un favor de no se que organismo oficial, tenían que pagar un alquiler los padres (ASPACE), al igual que el sueldo de las dos cuidadoras y el fisioterapeuta. Respecto al transporte teníamos una furgoneta con chofer en alquiler, que también pagaban los padres.
Mis padres no tenían mucho dinero, igual que los padres de mis compañeros, por eso hacían papeletas y realizaban sorteos, toda mi familia ayudaba a venderlas y así poder pagar la cuota mensual del cole.
Luego nos mudamos a Bellavista, este si era un colegio de verdad, aunque no estaba preparado para discapacitado, el cual se adecuo poco a poco.
En este cole me lleve 20 años, en el que hice casi de todo, por hacer hice hasta la Comunión y Confirmación …
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